All was golden when the day met the night.

viernes, 24 de febrero de 2012

He soñado.

Si la vida fuera un cuento, sería tan erróneo como cierto. Sería como volverte a conocer, como poder repetir el momento en el que quedaste grabado en mi mente. La manera en la que te reíste cuando caí. La forma en la que te desentendiste de lo demás para enseñarme. La gracia que desempeñaste al ocultar la ayuda que me dabas. La vergüenza. La amabilidad que me procesaste. Y ahora que no estás y que yo me he ido, resulta irónico que todo se halla olvidado. Que miles de recuerdos y de encuentros se encuentren bajo llave. Tras centenares de puertas con cerradura. Y de una frase que me da esperanza. De un cuento que no parece tener final cuando ha terminado. Y tu voz. ¿Sabes? Quedaste encerrado en mi corazón desde el momento en el que te vi. Desde que nos encontramos tras tanto tiempo. Y lo digo así por que algo me dijo que ya nos conocíamos. Quizá es que han pasado vidas y eras en las que siempre nos conocemos. Puede que siempre repitamos nuestra alegría y nos volvemos a conocer. Es capaz de ser... ¿destino? Y entonces, ¿es el tiempo quien únicamente nos ha separado? Durante tantas memorias, y tantos abrazos y confesiones. Durante millones de palabras que quisimos decir y que fueron dichas. Durante mil y una vidas que llenamos felizmente con cinco días que pasamos juntos... Si ahora pudiera regresar, el futuro no sería igual. Y por ello quizá no nos volveríamos a encontrar. Quien sabe. Pero existe un presentimiento grabado a fuego en mi alma, una corazonada, que me dice que siga adelante. Que vuele por el camino. Le haré caso, por que si tu pecho te está diciendo lo mismo, correremos en direcciones contrarias dando la vuelta al mundo hasta que nos volvamos a encontrar en el otro extremo del planeta.Si la vida fuera un cuento, diría que el cuento es una vida. Puede que tengas razón.
No fue casualidad caer del cielo hasta un granero donde tú pasabas la tarde.
Fue culpa mía tropezarme... fue cosa mía conocerte y aceptar lo que sentía.
Pero tú tienes la culpa por hacer lo mismo.

Así que... ¡tira ya!
Por que como no te des prisa, llegaré antes que tú a nuestro próximo destino.
Y sé que odias perder :)
"Todo lo que posee forma acaba por desaparecer"

La sutileza de una leyenda.

Elegancia. Gracia. Persuasión. Delicadeza. Era sirena en todo cuando el mundo le podía atribuir. En todo cuanto el mar le hacía ser y desear convertirse. No eran sus maneras locuaces ni sus ojos espirituales. Ni su figura escarmentada por una fría guerra en medio de tormenta. Ni tampoco su odio. Todo aquello no era parte de cualquier otra sirena. Tan solo de Irelia. E Irelia conocía el secreto de que durante tantos años hubiera sido temida. Lo juraba con sangre ha ser necesario, pues tan solo las sirenas más desafortunadas sellan sus palabras con el líquido carmesí. El Secreto no era otro más que ella misma. No dudaba en matar, ni tan si quiera si su víctima era el pobre fantasma de una niña perdida. Irelia no era una Irelia cualquiera. Era algo más que todas sus hermanas. Por que su forma de matar, de asesinar, de destrozar y arraigar... era ejecutada con una tremenda sutileza. La misma que una leyenda. La misma que ella creó al nacer.
La sutileza de Irelia Zquatselcoatl no es ningún secreto. La sirena mata a ton ni son día tras día en sueños a su propia niña perdida. Le quita la vida sin que nadie se de cuenta. Siendo los demás testigos del homicidio sin vendas en los ojos. Solo que es tan increíble tal sutileza, que nadie se da cuenta.
Una Irelia es una sirena que reside en el cuerpo y alma de un humano.
Irelia Zquatselcoatl es una sirena muerta de sed que cambia con la gracia de los pensamientos del humano.
Es la niña y a la vez es el demonio.
Y ambas siempre lucharán hasta que desaparezcan.... juntas, otra vez.