lunes, 2 de abril de 2012
Por siempre; sin final.
Son dos pasos chapoteando en tus oídos. Lentamente el suspiro se quiebra. Esta es la vida que has elegido. Y de aquí no hay quien se escape. Son tres pasos chapoteando en tus oídos. Aliento en calma y silencio barrido. Abiertos a cualquier clase de existencia, se encuentran dos veleros a la deriva. Ya son cuatro; cuatro son. Dos personas y cuatro piernas. Son cuatro pasos de horror. De un pasado sin ambición. Esto es un baile típico de los que saben apreciar ese sabor. Es un descuidado descuido tapado con una mentira. Es una mentira que viene dada por verdad. Verdades que se entrelazan unas sobre otras y dan lugar a nuevas ideas.
Ya no son dos pasos chapoteando en tus oídos. Ahora no hay apenas claridad, pues cuantos más pasos hendidos hayan en tus principios más mezclado todo estará.
Ya no lo son, no señor.
Ya no lo están, no señor.
Esto es un baile sin principio y sin final; por siempre y que jamás acabará.
Esto es un baile de lealtad, a todos menos a los demás.
Esto es un baile de cristal.
Que poco a poco te roba el poder respirar.
Ya no son dos pasos chapoteando en tus oídos. Ahora no hay apenas claridad, pues cuantos más pasos hendidos hayan en tus principios más mezclado todo estará.
Ya no lo son, no señor.
Ya no lo están, no señor.
Esto es un baile sin principio y sin final; por siempre y que jamás acabará.
Esto es un baile de lealtad, a todos menos a los demás.
Esto es un baile de cristal.
Que poco a poco te roba el poder respirar.
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